Los integrantes del colectivo Hermano Pedro visitan el proyecto BUA. Los monitores del proyecto BUA les acompañan por el camino de las sensaciones.
EL CAMINO DE LAS SENSACIONES
En esta visita hemos tenido la ocasión de seguir un camino lleno de paradas en las que experimentamos diferentes sensaciones.
En primer lugar realizamos unos pequeños ejercicios de calentamiento, estiramientos, cosquillitas y caricias.
Seguidamente cerramos los ojos para identificar diferentes objetos (una pinza de la ropa, un collar, un sombrero, una pulsera, unas gafas, un periódico, un lápiz, un pegamento, etc.).
También identificamos algunos sonidos cotidianos y no tan cotidianos (las olas del mar, el sonido de los coches, un león rugiendo, etc.).
Seguimos nuestro camino, en esta ocasión tenemos que buscar y percibir con el tacto algo: suave, áspero, rugoso, liso, duro, blando, punzante y redondo.
En la siguiente parada creamos una paleta de colores con los objetos que encontramos a nuestro alrededor. Buscamos objetos de diferentes colores: rojo, amarillo, naranja, azul, violeta, verde, marrón, negro y blanco.
Llegamos a una de las paradas más agradables del recorrido. Aquí tenemos la ocasión de inhalar los perfumes de diferentes plantas aromáticas de nuestro huerto. De camino las identificamos, las reconocemos y nos aprendemos el nombre.
A continuación llegamos a nuestro TAGOROR, donde nos reunimos de forma asamblearia, igual que lo hacían los antiguos aborígenes de Tenerife. Allí cantamos y bailamos una bonita canción. Es una canción para compartir sensaciones. Después hacemos una dinámica en la que construimos nuestro propio ecosistema.
Para finalizar, hacemos una recopilación de todos los sentidos que hemos utilizado en el camino de las sensaciones y nos damos cuenta de que nos falta uno que no hemos utilizado aún, el más importante: el sentido del gusto. Es entonces cuando llegamos a nuestra última parada, la merienda: un rico brownie y una limonada.
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